domingo, abril 05, 1998

Una Reforma cuestionada

Una Reforma cuestionada

Una reforma educativa que no gusta a casi nadie. Ni a los niños, ni a los padres, ni a los profesores. Solo a la administración educativa y a algunos sindicatos. Y a unos miles de sujetos que han aprovechado el diseño y los profundos cambios que se están imponiendo, para lograr promociones individuales dentro de función pública docente, al margen de los canales previstos dentro de la misma ( designación digital, comisiones de servicios, creación de puestos de trabajo a medida, y otras sutilezas). Así es, unos pocos se la benefician mientras otros muchos la padecemos.
 
Los profesores han tenido que ser reciclados rápidamente en toda esa verborrea de conceptos vacíos que blindan a la reforma de toda crítica efectiva desde el sentido común. Suele ocurrir que si no posees esta jerga pseudocientífica, no puedes criticar el sistema, y si la posees, tampoco, porque significa que ya te la has creído. En esta tarea de enseñar a enseñar a maestros que llevan enseñando muchos años, a pie de clase, se emplea mucho "profesorado de promoción rápida", desertores del aula, vendedores ambulantes de su nuevo status, peones dóciles y agradecidos de la administración a la que tanto deben. Y ya saben, ¡o se portan bien, o no se les consolida el nuevo puesto de trabajo!.
 
En poco tiempo el suspenso ha sido desterrado prácticamente del sistema educativo. No hay quien suspenda. Todo lo más, no se progresa adecuadamente. Que no es lo mismo. Es mucho menos traumático. Es mucho más asumible por un sistema más preocupado porque no aparezca el fracaso que existe, que por hacer que este fracaso disminuya. Así se resuelve el conflicto: el niño sigue siendo el rey y los progresos a lo largo del proceso educativo son adecuados. Y todos contentos porque el niño se divierte mucho en un cole, que ejerce cada vez más como guardería, que como centro de enseñanza.

Saludos

Juan A. Cordero Alonso
Barcelona 5 de Abril de 1998